Andrés Ayala, un luchador por la vida y un virus que amenaza con la muerte

 

La dicotomía de luchar por la supervivencia a costa de morir en el intento. 

 

Por Daniela García y Octavio Gómez

Cómo si la cuarentena y el Coronavirus no estuviera amenazando su vida, Andrés Ayala, un joven de agradable aspecto y sonrisa fácil de la zona nororiental de Medellín, se gana la vida transportando en una destartalada moto, pasajeros que contratan sus servicios.

Pareciera que ni al uno ni al otro les preocupara el contagio, y que solo las afugias o necesidades del día a día, fueran su principal preocupación.

Con tres hijos a cuestas y una mujer para mantener, no tiene tiempo para pensar en pestes o bichos raros como el denominado Covid 19. Para el y su familia, lo más importante es llenar el estómago. Ya habrá tiempo para pensar en otras cosas, incluso la muerte.

Acostumbrados muchos de estos jóvenes a enfrentarse a bala con la policía o los combos enemigos, un bicho raro que nadie conoce los tiene sin cuidado.

¿Adonde lo llevo? Pregunta Ayala, recostado sobre su moto, sin ninguna protección exigida para la prevención de una pandemia que tiene a medio mundo encerrado.

Los periodistas como nosotros, que debemos tener el cuero duro como los cocodrilos y armadura de armadillo, nos atrevemos a la charla, no sin recordar que siempre quise ser corresponsal de guerra, siempre al pie del cañón cómo se dice popularmente.

Y recuerdo que, antes que nada, el periodista para poder llamarse como tal, debe aferrarse a la verdad, aunque las balas zumben en el oído.

Y mi cómplice y compañera de profesión, Daniela García, tampoco se arruga para estas misiones porque no nos gusta ser periodistas de escritorio.

Y nuestro desplazamiento a la densamente poblada zona nororiental de Medellín, obedeció a que quisimos ser testigos de la forma en que viven, o mejor, sobreviven, miles de personas que en la práctica,  dependen de las ventas callejeras o de oficios humildes cuyas ganancias deben alcanzar para el resto de la familia.

Hubiéramos querido subir al último barrio de la ciudad y tocar a fondo la triste realidad de tanto desplazado por la sociedad, de sus carencias, de su marginalidad y sus angustias a las que ahora les cae encima un virus que de golpe les ha quitado lo poco que tienen.

Pero obedeciendo a la sensatez, nos quedamos -por ahora- con el testimonio de Andrés Ayala, quien en la entrevista incluida en esta nota, nos muestra la forma como se lucha por la vida, a pesar de tener por detrás un virus acechando a favor de la muerte.