Elegidos de manera unánime por sus miles de clientes y amantes de la comida voluminosa, los pasteles de pollo de Cocorollo o llamado por muchos, Mi Gallo Tuerto, son considerados como unos de los mejores de Antioquia.
Es que sin duda para los viajeros, deportistas y personas de Medellín y el Valle de Aburrá, pasar por la Estrella en la variante de Caldas y sobre la vía a Barbosa que conduce al Oriente Antioqueño, y no parar un momento en el estadero en que se convirtió Cocorollo, es como no haber salido de la ciudad. Una parada fija para chuparse los dedos.
Aunque la carta que ofrecen además de deliciosa, es variada para el 
gusto de todos sus clientes, lo que hace famoso y reconocido este lugar es el tamaño generoso del pastel de pollo, protagonista que ha marcado la historia de este restaurante, incluso a nivel nacional.
El lugar se convirtió en toda una atracción para pasar el día en familia o con amigos, su estilo 
campestre y con amplias zonas de comida, parqueo y juego, es un influyente para querer salir de la ciudad y cambiar de ambiente.
Lo mejor de todo, es que durante la crisis por la pandemia, continuaron con la entrega de felicidad y deleite en sus cajitas felices a todos los comensales y fanáticos del menú de Cocorollo, permaneciendo en el mercado, generando empleo y claro está, repuntando con su sazón en los corazones de los paisas.
Es entonces, cómo a partir del martes 18 de agosto, cumpliendo todos los protocolos de bioseguridad y avalados por la Alcaldía de Girardota, el restaurante Cocorollo abrió las puertas al público para seguir prestando con alegría, amabilidad y amor, servicio a todos sus visitantes.
