Comfenalco Antioquia promueve hábitos de aprendizaje inclusivos con lecturas a ciegos por teléfono

 

Hace más de una década nació ‘La Voz del Libro’, el primer Club de Lectura de Comfenalco Antioquia, un espacio pensado para personas ciegas, donde antes de pandemia, hacían lecturas en voz alta, todos los sábados de 2:00 p.m. a 4:30 p.m.

 

 

Todos los días, Silvia Congote, de 64 años, espera que le suene su teléfono fijo para que un promotor de lectura de Comfenalco Antioquia le preste sus ojos y le lea un libro en voz alta. Esta rutina la tiene hace año y medio, desde que por causa de la pandemia, dejó de ir al Club de Lectura ‘La Voz del Libro’, de la Biblioteca Héctor González Mejía, ubicada en el corazón de Medellín.  

“Me fascinan estas lecturas por teléfono, me dan enseñanzas, me divierten, me tranquilizan, me dan paz, alegría y me hacen sentir muchas sensaciones. A raíz de la pandemia dejamos de ir presencialmente a los clubes de lectura, eso nos ha frustrado; gracias a Dios Comfenalco Antioquia nos propuso las lecturas por teléfono y han sido maravillosas, así nos sentimos en familia”, dice Silvia.   

Al igual que ella, otras 15 personas ciegas de nacimiento o que perdieron su visión en un accidente, se benefician de las lecturas por teléfono, una estrategia que nació en pandemia por causa del cierre de bibliotecas y que hoy sigue vigente, gracias a un grupo de promotores de lectura y de voluntarios de La Caja. 

Silvia describe las lecturas como momentos muy agradables y especiales, en los que no necesita ver sino sentir. “Los lectores nos trasmiten las historias de una forma que nos introducen en ellas, cuando me leen, siento que estoy metida en el cuento, en la lectura”, agrega.  

Nelson Fredy Pérez, promotor de Lectura de Comfenalco Antioquia y líder de esta estrategia, cuenta que todos los días, junto a un grupo de siete voluntarios, llama a cada uno de los 16 invidentes que integran este club y les lee un libro por capítulos, un cuento o un poema. “Amo aprender de ellos porque la forma como asumen las lecturas es una fortaleza de vida que no todo el mundo tiene y esto para mí es un regalo”, resalta.  

Las llamadas son personalizadas, ya sea en el día, en la tarde o en la noche, dependiendo del horario que escogió la persona beneficiada, y esas lecturas duran hasta dos horas, tiempo que se pasa volando porque comparten la misma pasión por los libros, por las historias y los personajes.  En más de un año, Nelson y su equipo le han leído a cada persona 36 libros por teléfono.  

“Leemos con mucha pasión, sin afán, me detengo a explicar la época en la que transcurre el libro, para que podamos entender el contexto donde está la historia. No es leer un texto de corrido, es hacer un análisis político, geográfico e histórico, les describo el mapa de lo que estamos leyendo, por ejemplo, leyendo La peste, les hice una descripción de África, les expliqué dónde quedaba Argelia”, explica.