Cuando la sal se corrompe: los contratos ‘a dedo’ entre Francisco Barbosa y la Universidad Sergio Arboleda

 

Por: Octavio Gómez

¿Qué puede uno esperar de una universidad de altísimo prestigio como al Sergio Arbolea que tiene en su nómina a un profesor que no dicta clases?

¿Y que puede uno esperar de un fiscal General de la Nación que acepta estos cheques sin cumplir con su deber?

Esta situación es el fiel reflejo del grado de corrupción al que han llegado muchas instituciones del país, tanto públicas como privadas que violan las normas o la ley, pasando por encima de cualquier principio ético o moral, en contravía de la misión encomendada por la sociedad.

Que una universidad de garaje caiga en este tipo de prácticas para asegurar un año más su permiso de funcionamiento y acuda al soborno para esas prácticas oscuras, podría ser comprensible en un mundo sin valores, pero que una institución de la talla de la Universidad Sergio Arboleda lo haga, es otro cantar.

Y el castigo social es duro por fortuna, porque perder la acreditación de alta calidad es una vergüenza publica y un deshonor para sus directivas que deberían ser ejemplo de pulcritud y buenas prácticas.

La rosca de la Sergio Arboleda en la Fiscalía de Barbosa. Las2orillas

Además, el fiscal general de la Nación también -a su llegada a este cargo- dio millonarios contratos a la Universidad Sergio Arboleda y también pasar desapercibido las denuncias en contra el rector Rodrigo Noguera Calderón. https://www.infobae.com/america/colombia/2022/09/18/asi-fueron-los-contratos-a-dedo-entre-francisco-barbosa-y-la-universidad-sergio-arboleda-segun-daniel-coronell/

De un fiscal como Francisco Barbosa el país puede esperar cualquier cosa. Son personajes que se venden al mejor postor, torciéndole el cuello al sagrado mandato de respetar y defender la justicia y la honra de los colombianos tal como lo ordena la constitución.

Pero de una universidad del prestigio de la Sergio Arboleda, la sociedad siempre espera lo mejor, menos que tengan un fiscal al que le meten el cheque al bolsillo sin trabajar y todos calladitos que aquí no ha pasado nada.

Con razón lo llaman un fiscal de bolsillo.