Monseñor Monsalve, el arzobispo de Cali, no le tiembla la voz para decir la verdad y tiene la llave frente a las protestas

 

Parece extraño que los políticos profesionales no sean capaces de hablar duro y pronunciarse frente a la actual situación social que vive Colombia y solo atinan a decir que “hay que salvar la democracia y la institucionalidad”.

 

En cambio, dos curas que se la vienen jugando por la justicia social,  son hoy los que tienen el mayor respaldo y respeto de los jóvenes y líderes del movimiento de protesta que conmueve a toda Colombia: Monseñor Monsalve, el arzobispo de Cali y el sacerdote jesuita Francisco de Roux.

El polémico arzobispo de Cali, monseñor Darío Monsalve terminó convertido en el gran consejero en la búsqueda de salidas a la protesta de Cali. Su casa en el sur de la ciudad se volvió destino obligado. Allí han llegado el Defensor del pueblo y los delegados del Presidente con la consejera de las regiones, la caleña Ana María Palau.

 

Estas son parte de sus declaraciones en reciente entrevista con la W, que invitan a una seria reflexión sobre nuestro presente:

“Hoy volví a repasar al dial, y encontré que mientras las redes sociales arden de indignación por el caso de la niña (hija de un policía) que se suicidó en Popayán tras ser ultrajada por cuatro colegas de su papá, para los medios tradicionales este caso es solo un hecho anecdótico más, siguen con su relato de siempre, tratando de crear a la brava la sensación de que aquí no está pasando nada; siguen obscenos y obsesivos con sus entrevistas a los funcionarios de Duque, en los que ya nadie cree, a dirigentes empresariales, a expertos en autoayuda y ese tipo de bobadas, o a los candidatos de la llamada coalición de la esperanza”

“A Gustavo Petro, por ejemplo, cuya opinión también es importante en estos momentos, como quiera que es el líder de la oposición (casi el 40% de los colombianos dice estar dispuesto a vota por él), nunca lo entrevistan, o si lo hacen es para increparlo. Y no creo que sea solamente porque no comulgan con su línea política, sino porque le tienen pavor. A todos esos periodistas de pacotilla Petro se los come vivos en una entrevista”.

“También noté que cambiaron el relato. Ya no son los vándalos y las cuentas de vidrios quebrados el centro de sus informativos, sino los bloqueos, el desabastecimiento. Todo el tiempo sueltan cifras puntuales de todo lo que los gremios económicos han perdido, o mejor, dejado de ganar, sin advertir que ese precisamente es el éxito del Paro Nacional, para eso son los paros, para parar la economía y forzar a los gobiernos a atender las demandas populares”.

“Demandas que Uribe y Duque siguen sin atender, cuál si no pasara nada, empezando porque, a los ojos del mundo entero, se niegan a detener la brutalidad asesina de la policía. Hoy Israel y Colombia están en el ojo del huracán como los mayores violadores de los derechos humanos”.

“Al descargar toda la responsabilidad de la situación en la ciudadanía que protesta, y no presionar ni exigirle soluciones al Gobierno, los medios periodísticos tradicionales parecen estar ambientando la solución extrema: el exterminio a sangre y fuego de la protesta ciudadana, de unos muchachos y una comunidad que protesta desesperada y hambrienta, y no precisamente porque falten alimentos sino porque no tiene cómo comprarlos; una comunidad que protesta en la calle con las dos únicas armas que posee: su dignidad y los bloqueos de las vías, no tiene más, como bien lo expresó el Arzobispo de Cali”.