Una limosna de 13.000 millones de pesos y algo más

La DONATÓN demostró la solidaridad de los antioqueños y el poder de convocatoria del alcalde Daniel Quintero.

OPINIÓN

La contundente acogida que tuvo la iniciativa del alcalde Daniel Quintero para ayudar a la población más afectada con esta contingencia, dejó sin argumentos y con la boca cerrada, al menos por un rato, a sus detractores políticos y a quienes todavía sangran por la herida por haber perdido la alcaldía.

Estos personajes son tan siniestros que hasta contratan periodistas que a modo de francotiradores, están apostados para disparar contra cualquier iniciativa que proponga Daniel Quintero dentro de sus acciones de gobierno.

Por ejemplo, no faltó quien desvirtuara la DONATÓN como una iniciativa insulsa que solo buscaba recoger limosnas para los pobres.

Pues ahí les dejó el alcalde una limosnita de 13.000 millones de pesos, para callarles la boca a estos facinerosos, viudos de poder, que nunca han pensado en la patria sino en sus propios bolsillos.

Supongo que ahora mismo, deben estar preparando nuevas municiones y material de guerra para “denunciar” o deslegitimar, a través de denuncias temerarias, los contratos que se deben implementar para llevar estas ayudas a los más necesitados.

Y una forma adecuada para blindarse de posibles fallas en este proceso, es crear una veeduría que se encargue de defender de la corrupción este montón de dinero, pues los corruptos no descansan y estarán al acecho buscando aprovecharse de la situación,  económica o políticamente.

Quintero mostró su poder de convocatoria y que su liderazgo está vivo. A pesar de errores iniciales atribuibles a la juventud y falta de experiencia en el sector público, su equipo de gobierno tiene capacidades morales y académicas para sacar esta ciudad adelante.

El alcalde no la tenido fácil en sus primeros meses de gobierno. Le cayeron encima los reflectores rojos de la contaminación ambiental, situación que nunca desaprovecharon los francotiradores para ir debilitando su imagen.

Luego se le vino encima esta calamidad pública llamada COVID 19, verdadera tragedia económica y social que no terminará superado el peligro del virus.

Y le sumamos su tragedia familiar con su hija recién nacida, que requería un trasplante de hígado.

Y si le agregamos además todo el bulling con amenazas de muerte incluidas durante su campaña, no podemos más que afirmar que el hombre ha demostrado con valor e hidalguía, que es un líder que no se amilana fácil y que sus enemigos políticos gratuitos y viudos de poder, no la tendrán fácil, así contraten uno que otro “influencer”, o bloguero, de esos que se venden al mejor postor.