A través de un convenio de cooperación internacional, la comunidad indígena Jaidukamá, lucha por combatir el conflicto armado por medio de la estrategia de Territorios de Inclusión, que desde hace seis meses impacta a 200 indígenas.
En este territorio de espesas selvas, Comfenalco Antioquia y ACNUR pusieron su mirada para apostarle a la mejora de la calidad de vida de esta población indígena, que por décadas ha defendido su identidad y tradiciones ancestrales de guerrillas y grupos paramilitares.
Actualmente, más de 400 Emberá Katío Eyábida viven en el resguardo de Jaidukamá, un territorio de más de 100 años de historia, ubicado a 10 horas del casco urbano de Ituango, en el norte de Antioquia, a donde se llega a lomo de mula, y que ha sido afectado por el conflicto armado desde la década de los 90.
Luis Sigifredo Jumi, gobernador indígena de San Román, resalta que el acompañamiento es muy valioso para su pueblo porque les brinda herramientas para la siembra de plantas como cilantro y repollo, que a su vez garantizan la soberanía alimentaria en su territorio.
Esta comunidad ha sido fuertemente afectada por enfrentamientos, asesinatos, reclutamiento de menores y desplazamientos forzados. Su territorio ha sido usado para cultivos de coca y como corredor para traficar estupefacientes y armas.
De acuerdo con la Unidad para las Víctimas, en Colombia hay 375 resguardos con presencia de grupos armados, de los cuales 65 están en Antioquia, entre ellos, Jaidukamá.
Estrategias como Territorios de Inclusión les ha ayudado a recuperar su territorio y economía. En los seis primeros meses de ejecución de esta alianza de cooperación internacional, la población indígena ha tenido acceso a mejores herramientas para la producción agrícola, manejo de huertas comunitarias, preparación del terreno, uso de abonos, siembra, identificación de hortalizas, cosecha, prácticas agrícolas y manejo de plagas y enfermedades.
