Las urnas definen el péndulo de la política en Antioquia

Medellín se convirtió en un cuadrilátero de combates cada semana, hasta dilatarse en el tiempo y ser hoy, una de las causas de la tormentosa campaña electoral por la alcaldía que termina este domingo

 

En su Panorama Político de Nacho, deja al desnudo la verdad de la política antioqueña, que se puede asimilar sin temor a equivocarnos, a la mayor parte de las regiones de Colombia

Los partidos políticos en Colombia ya dan vergüenza y no tienen reparo alguno en repetir el mismo discurso de todos los años, prometiendo lo que no van a cumplir y a falta de argumentos o ideologías sólidas, se han dedicado a darse puñetazos, insultarse los uso a los otros, o a través de fake news.

No puede ser más elocuente el análisis de Nacho cuando afirma que “los triunfos electorales en el 2019 de Daniel Quintero Calle en la Alcaldía de Medellín y el de Gustavo Petro en el 2022 para la presidencia de Colombia, trastocaron, agitaron, convulsionaron y alertaron muchas cosas o hechos en la política antioqueña y de Medellín, y para las elecciones territoriales de este domingo.

Son dos factores que impactarán o mejor definirán el rumbo o el péndulo de los gobiernos en esta región para los próximos cuatro años.

La victoria de Quintero Calle con la mayor votación en la historia de la ciudad hoy distrito, con muchos políticos tradicionales camuflados en esa victoria, originó una enorme expectativa sobre el estilo de administración para una persona muy desconocida en la política de Medellín.

En su campaña dejó entrever su posición crítica frente al manejo de EPM y la influencia de los privados en su conducción y por la contingencia en Hidroituango, en lo que le metió la mano al bolsillo de la poderosa oligarquía empresarial antioqueña, con demandas para recuperar las billonarias pérdidas en la construcción de este proyecto hidroeléctrico, en el cual por primera vez Colombia utilizaba las aguas de su segundo río más emblemático como es el Cauca.

Desde el mismo 2019 se desató la más profunda crisis, división y fractura política, económica y social en Medellín, que se extendió a las relaciones con el Gobierno Departamental y básicamente con la gran mayoría de los estamentos de poder, que le fueron quitando el respaldo al desafiante, conflictivo y peleador alcalde, que acusaba a sus oponentes de haberse robado a Antioquia.

Medellín se convirtió en un cuadrilátero de combates cada semana hasta dilatarse en el tiempo y ser hoy una de las causas de la tormentosa campaña electoral por la alcaldía que termina este domingo con la elección de un nuevo mandatario de la ciudad. Una palabra circuló constantemente de parte y parte: corrupción y hubo hasta intento de revocatoria que fracasó, pero sí suspensión temporal del alcalde por intervención en política.