¡No mires arriba! Una caricatura pobre del buen cine  

 

Don’t look up, o No mires arriba, es una caricatura de, en lo que se ha convertido a la humanidad, hipnotizada (o más bien idiotizada) por los bienes materiales que genera el capitalismo, convertidos en la práctica, en objetos de adoración.

 

Y la caricatura también se extiende a los grupos de poder, tanto políticos como empresariales, que por lo general van de la mano (casi nunca se dan por separado).

Y claro, no podían faltar los medios de comunicación que son ridiculizados en su manipulación del poder y la trivialidad en el manejo de la información y de entretenimiento, hábilmente manejados desde un estudio de televisión. Si algo ha idiotizado al mundo latinoamericano, por ejemplo, ha sido el Chavo del Ocho, donde la pobreza se romantiza de manera descarada.

Y como decía un reconocido filósofo, el capitalista es capaz de venderte la soga con la que va a ser ahorcado y aquí, el ambicioso empresario, condena a toda la humanidad y al planeta mismo, a una muerte segura por buscar sus propias utilidades.

La sátira en No mires arriba es permanente a lo largo de sus escenas, la mayoría demasiado obvias, hasta risibles, con un guion flojo y facilista donde hacen el peor papel de su historia en la pantalla, actores de la talla de Meryl Streep y Leonardo DiCaprio, tristemente sobre actuados.

La película no va al fondo de los hechos ni denuncia realmente nada, es una caricatura mal hecha de lo que se maneja en los centros de poder, donde el público aplaude y dice que sí, “que vaina tan preocupante que sus dirigentes hayan preferido que cayera el bendito cometa sobre el planeta, anteponiendo los intereses particulares a los colectivos”. Y luego apaga la tele y el mundo sigue igual, o cambia a la siguiente serie de Netflix.

La producción Salió cara. Netflix pagó cerca de 200 millones de dólares, pero no porque sea un ejemplo de puesta en escena o brille por su fotografía o creatividad, sino porque Leonardo DiCaprio cobró US$30 millones por su trabajo y Jennifer Lawrence US$25 millones, más lo que cobró Meryl Streep, quienes se embolsillaron esa platica por cuenta de un cometa que les trajo suerte. Pero la empresa recupera fácil sus dólares y ahí está usted que paga por su suscripción.

Aunque si hay un ganador claro: Si Don’t look up deja o no un buen mensaje con respecto a las crisis ambientales y sociales que vive actualmente la humanidad, es un debate difícil de saldar. Lo que sí queda claro es que Netflix volvió a generar un producto que conseguirá el objetivo de fondo: atraer suscriptores.