El supuesto caos en EPM, ¿responde a una estrategia del grupo de Empresarios Abusivos (GEA), para recuperar su vaca lechera?

 

Para entender la jauría que se ha lanzado contra la administración del alcalde Daniel Quintero por parte de los empresarios “viudos de poder”, hay que conocer la historia de la clase empresarial antioqueña, otrora ejemplo de pujanza y pulcritud en Colombia, hasta que se dejó desbordar por la ambición y uso en la mira de sus intereses a EPM.

Y ni hablar de la incursión de los dineros calientes con lo que infiltró Pablo Escobar a los empresarios paisas, que se dejaron obnubilar por el dinero fácil y el blanqueo de los dólares que a borbotones llegaban al país. Pero ese será otra historia, que han mantenido bien oculta porque tiene muchos rabos de paja.

Octavioprensa.com,  hará varias entregas de la reciente historia del empresariado antioqueño, basados en las notas de José León Jaramillo Jaramillo, Especialista en Derecho Civil y Comercial | Columnista Alminar.net | Procurador General de la Nación (E). Los subrayados son nuestros.

 

CAPITULO 1: EL TRIANGULO DE LAS BERMUDAS PAISA

Por José León Jaramillo J.*

Al oído de los dirigentes antioqueños decentes, de quienes esperamos un pronunciamiento público “Una vez que la gente obtiene una buena tajada de dinero, comodidades y poder, tiende a volverse soberbia, especialmente envidiosa y particularmente codiciosa, más concentrada en hacer el mal e increíblemente aprensiva “ Dalai Lama En las épocas en que vivieron mis bisabuelos, mis abuelos y los de mis lectores mayores de 60 años, las mujeres no trabajaban ni estudiaban porque no las dejaban hacerlo, ello empezó a cambiar hace unos 70 años aproximadamente.

Por lo anterior, nuestros viejos se preocupaban, al final de sus días, buscando a quien o a quienes les iban a administrar a su mujeres y a sus hijas: las lejanas minas, las fincas cafeteras o ganaderas, los almacenes o las morrocotas que ahorraron, con tantos y tan duros esfuerzos, ello a partir de la fecha en que la muerte no les permitiera continuar haciéndolo o, ya sin fuerzas para trabajar en la vejez, pensando en qué negocios podrían invertir, en los que no se les perdiera todo el capital y pudieran obtener unas utilidades dignas y seguras, pues los bancos, como ahora, prácticamente no pagaban intereses, dado que a la larga, antes y ahora, en esos depósitos no sólo no se ganan intereses sino que casi siempre se pierde capital.

Por esas calendas surgió con fines nobilísimos, fundados en el esfuerzo colectivo, en la suma de capitales, en la solidaridad, en la honradez, en la confianza y en la decencia (valores desaparecidos), la sociedad anónima y muchos de esos viejos, vieron en ella, la solución a sus problemas.

Cómo no invertir en Coltejer, en Fabricato, en Postobón, en Gaseosas Lux, en Peldar, en Chocolates, en Argos, en Noel, en Pintuco, en el BIC, en Suramericana de Seguros o en el Banco Comercial Antioqueño, empresas fundadas, por gentes buenas, por comerciantes e industriales honestos, de palabra y de principios y, entonces, muchos de esos viejos, creyeron ingenuamente que sus capitales no correrían peligro alguno en lo porvenir, dadas las calidades éticas, morales y religiosas que adornaban, entonces, a los administradores de esas empresas y no vacilaron en vender sus fincas o sus minas para invertir en ellas muchos de sus cuantiosos capitales, los que contribuyeron, y de qué manera, al crecimiento exitoso de estas industrias.

Para que puedan ver la diferencia de valores de los viejos administradores y los administradores de hoy, quienes patrocinan politiqueros, les voy narrar una anécdota del doctor Ricardo Arango, hermano de don Marco, a la sazón jefe del departamento comercial de la Compañía Colombiana de Tabaco ─ hoy de propiedad de Philip Morris, empresa que no forma parte del GEA ─, ello por allá en los años 40: Don Ricardo llamó a un proveedor a comunicarle que se había ganado un especie de licitación de papel para cigarrillos y cuando se llegó el momento de firmar el pedido, el doctor Arango hizo un ademan, el de buscar con que firmarlo, y el licitante presuroso le entregó una hermosa pluma fuente de oro. Don Ricardo firmó la orden y le retornó la pluma, a lo que el licitante le dijo: guárdela en recuerdo de este negocio.

Don Ricardo rompió el pedido y le dijo: Guárdela usted para que recuerde que, por esta pluma, perdió un excelente negocio.

Por esas épocas las empresas se defendían, como hoy en día, de la voracidad del Estado, de la falta de reglas del juego claras y de lo que el doctor Carlos Betancur Jaramillo (modelo de decencia, justicia y probidad) denomina “ La realidad tramposa de la Administración” y por ello, lamentablemente, el valor de esas acciones, el consignado en las declaraciones de renta o el que se certificaba en las operaciones de la bolsa de valores, no reflejaban el verdadero valor intrínseco y mucho menos el real de aquellas, dado que el declarado era muy inferior y lo que es peor, la mayoría de los accionistas no conocía ni comprendía claramente el significado de los términos “valor intrínseco” ni mucho menos los de valor real.

Con otras palabras, no sabían que estaban comprando o vendiendo y ello se prestó y se presta para muchos abusos. En los años 80, para evitar que los grupos GRANCOLOMBIANO y SANTODOMINGO se apoderaran igualmente de más empresas antioqueñas como lo hizo, por ejemplo, Ardila con POSTOBON y con COLTEJER, los Santodomingos con PILSEN y TUTI FRUTI y como lo estaba haciendo Jaime Michelsen con la COMPAÑÍA NACIONAL DE CHOCOLATES y con NOEL, entre otras compañías; los gerentes de algunas de las grandes empresas con sede en Medellín, decidieron formar un grupo de empresas y enrocarse, grupo que se conoció con el nombre de Sindicato Antioqueño, hoy GEA, dizque para defender los intereses de los pequeños accionistas, con miras a que estos no vieran perecer todo su patrimonio, en las fauces de los tiburones o depredadores del cuento y evitar de paso que Antioquia se quedara sin industrias.

Próximo capítulo: LA ENROCADA

Entonces Sura, que tenía y al parecer tiene, hoy en día, la mayoría de las acciones de Chocolates, elegía y elige a la junta directiva de esta última compañía y nombra a su gerente o a su presidente y viceversa y así entre todas las asociadas (Tú me elijes, yo te elijo, tú me nombras yo te nombro)…