Las muertes y los casos por covid-19 no dejan de aumentar en Estados Unidos

 

Las llamadas  con fuerte sarcasmo, “fiestas COVID”,  desafían la muerte y cualquier medida para el control de la pandemia.

Conforme los restaurantes, las fábricas e incluso Disneylandia reabren en Estados Unidos, el virus se propaga con rapidez. De hecho, uno de cada cien estadounidenses ya contrajo el coronavirus y los focos de contagio son diversos:

pastorales, e incluso las denominadas con sarcasmo “fiestas COVID” organizadas con nefastas consecuencias por escépticos del virus.

Pero el impacto de la pandemia es desigual, mientras que en estados como Florida y Texas los casos aumentan vertiginosamente, en Nueva York, antiguo epicentro del brote, la curva de contagios y muertes parece estar por fin aplanándose.

El impacto desproporcionado del virus no es solo geográfico. Los habitantes latinos y negros tienen tres veces más probabilidades de contraer el coronavirus que sus vecinos blancos, y casi el doble de probabilidades de morir a causa del virus.

Además, la política de deportaciones de Estados Unidos durante la pandemia ha ayudado a propagar aún más los contagios por el mundo.

En América Latina, donde “salir adelante” es lo que mueve a millones todos los días, la pandemia ya constituye un gran paso hacia atrás. En una región que en dos décadas había logrado disminuir la desigualdad el coronavirus ha puesto en evidencia la endeble situación de la población que, a fuerza de trabajo, estudios y ahorro había logrado mejorar sus horizontes.

En Colombia por ejemplo, un grupo de periodistas americanos han documentado cómo se vienen abajo los sueños de la precaria clase media del país.